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PROBLEMÁTICA EN LA IDENTIFICACIÓN DE RESÍDUOS DE DISPARO

marzo 30, 2010

Dr. Pablo A. RODRÍGUEZ REGALADO
Coronel PNP (r) – Abogado – Perito Criminalístico
Doctor en Ciencias Forenses y Criminalística

A.     GENERALIDADES

Es lamentable admitir hoy en día que las armas de fuego no hayan sido creadas por el hombre para un objeto distinto que no sea el de matar o cuando menos lesionar a un ser vivo, preferentemente de la especie humana y en menor escala de la animal, valiéndose del proyectil (bala) que arroja y que debe de impactar en su cuerpo.

Por supuesto que no faltará quien salga al frente y diga que ésta afirmación es falsa, ya que las armas de fuego, han dado paso a una actividad deportiva nada sangrienta, como es la del “Tiro al Blanco” en sus diversas modalidades u otras similares, las que inclusive forman parte de eventos de diversa magnitud (competencias locales, nacionales e internacionales); pero claro, es la forma más civilizada de justificar lo anterior con el argumento de: ¡Pero también sirven para esto!; si así fuera, entonces que “las guerras se definan en un campo de Tiro al blanco” y todos felices.

Es así que la realidad nos presenta cuadros dramáticos que conmocionan socialmente; y, qué mejor que los medios de difusión de noticias para tenernos a diario al tanto de estos hechos como son los diarios, revistas, televisión, internet, presentando los siguientes titulares: “Esposo asesina de un balazo a su esposa y luego se suicida”, “Estudiante mata compañeros de clase con una pistola”; “En un ajuste de cuentas, una persona es victimada de dos disparos”, “Asaltante acribilla a mansalva a vigilante particular de empresa”, etc.; acto seguido, nuestra imaginación es más que suficiente para describir el probable hecho ocurrido, si es que no tienen la “gentileza” éstos mismos medios de mostrarnos sus imágenes.

En todo caso, el desarrollo del evento es el siguiente: de una parte, una persona acciona el mecanismo de disparo del arma de fuego; y, de otra, la persona que es herida leve o gravemente por el proyectil que ha sido lanzado por el arma de fuego.

El mecanismo social que surge en respuesta, se pone en marcha mediante la actuación de instituciones responsables del esclarecimiento de lo ocurrido, entre ellos tenemos a la Policía, el Ministerio Público, Abogados Defensores; y, claro los infaltables Peritos Criminalísticos (Médicos Forenses, Balísticos Forenses, Químicos Forenses, etc.), cada cual interviniendo en el ámbito de su competencia.

En cuanto a la víctima que bien pudo haber quedado levemente herida, la Balística Forense nos permite establecer entre otras cosas: la distancia del disparo, trayectoria del proyectil, calibre del proyectil; y, hasta conocer el tipo de proyectil que ocasionara el daño, independientemente de los datos que pueda dar sobre su agresor en caso de ser factible. En lo que respecta al arma de fuego empleada por el agente, tenemos muchas otras determinaciones como son: identificación del tipo de arma, marca, calibre, estado de funcionamiento, conservación; data del disparo, etc.; por supuesto, dependiendo de si es que ésta es encontrada inmediatamente o no durante el proceso de la investigación criminal.

Sin embargo, respecto de la persona que “presuntamente hizo el disparo”, existe cierta problemática en cuanto a demostrar si efectivamente fue ella quien actuó sobre el mecanismo de disparo del arma de fuego que ocasionara la lesión de la víctima. En éste sentido, traigo a colación un ejemplo que de contínuo cito en clase y que es como sigue:

“En una habitación contigua, en cierto lugar, se escucha una detonación, lo que provoca que las personas que se encuentran próximas al mismo, se dirijan prontamente para ver qué pasó; y al ingresar a la habitación observan que el cuerpo de Juan yace en el piso en posición decúbito dorsal, inmóvil, notándose en el pecho a la altura del esternón, una mancha pardo rojiza que iba tiñendo su camisa. Al costado del cuerpo de Juan, de pié y empuñando un revolver con la mano derecha, se encuentra Zenaida, a quien se le notaba en estado de shock, pálida y sin habla”. Bueno, no es necesaria tanta imaginación para comprender lo que vendría luego de ser detenida por la policía que llegó al lugar; y, peor aún, cuando los resultados de los Peritajes Criminalísticos en especial de carácter Balístico Forense nos dicen lo siguiente:

·           Que el proyectil extraído durante la Necropsia de Juan, fue disparado por el arma de fuego que empuñaba Zenaida, dicho sea de paso, ésta arma le pertenecía a la víctima.

·           Que la distancia en que se produjo el disparo, es de “Corta Distancia”.

·           Que la trayectoria del disparo era: de adelante hacia atrás y perpendicular a la superficie de impacto.

·           Que la prueba de detección de residuos de disparo en Zenaida dio “Positivo” para residuos en el dorso y palma de ambas manos.

·           Y, complementariamente, las estaturas de Juan y Zenaida eran muy similares.

Adicionalmente durante la investigación, se tuvo conocimiento que Zenaida, sostenía relaciones extramatrimoniales con Juan, quien era casado. Una conclusión apriorística nos ubicaría en el hecho de que Zenaida al no lograr que Juan se divorcie para casarse con ella, decidió ésta acabar con la vida de Juan.

Suele ocurrir que la Defensa de Zenaida, no cuente con argumentos para demostrar que ella no había realizado el disparo; y, que fue otra persona quien le disparó a Juan, huyendo de inmediato del lugar por la ventana de la habitación que daba al exterior del inmueble; y que por acto reflejo, se aproximó al cuerpo Zenaida y recogió el arma del piso, momentos previos al ingreso de los “testigos” que acudieron inmediatamente ocurrido el disparo”.

Podríamos citar otros tantos ejemplos, en los que el tema balístico, ha sido de gran utilidad para incriminar personas, perjudicando el descubrimiento de la “verdad”; y todo esto, debido a una gran carencia de conocimiento de los conflictos existentes respecto de la interpretación de éste tipo de resultados, en el entorno de una investigación criminal, por demás deficiente: “En el campo de la investigación de homicidios, estas situaciones confirman una expresión de tipo dogmático y es la de que nunca debe darse como un hecho lo que se observa, porque las cosas no son como parecen ser”[1].

B.     PROBLEMÁTICA ESPECÍFICA

01.          Primer tema:

Hallazgo de residuos producto del disparo, en las manos de una persona.

Como sabemos, desde hace ya bastante tiempo, se ha tenido el problema de la verificación de la presencia de éstos residuos en las manos de alguna persona “sospechosa”, de tal forma que de encontrárseles, prácticamente se tendría el caso resuelto, al decir de los “pesquisas criminales”: “La presencia de residuos en ciertas zonas de la mano del sospechoso indican que ha disparado un arma, pero su ausencia no es prueba de inocencia.”[2]

Sin embargo, el presente problema, no es de solución simple con el resultado contenido en el Peritaje correspondiente, ¿Por qué afirmamos esto?, pues veamos a continuación:

Como todo problema en materia de investigación científica, demanda la formulación de las correspondientes hipótesis de trabajo, que para el presente ejemplo las haremos únicamente de modo afirmativo (sabemos que también pueden ser enunciadas negativamente, en cuyo caso se duplicarían), como son:

·           La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haberse empuñado y disparado el arma de fuego.

·           La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haberse empuñado el arma luego de ser disparada (entiéndase por otra persona).

·           La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haber estado las manos próximas al cono de dispersión.

·           La presencia de residuos químicos similares a los que resultan de un disparo, son a consecuencia de haber estado en un medio contaminado con éstos.

Por lo visto, tenemos entonces una serie de posibilidades por las que una persona podría tener impregnadas en sus manos trazas resultantes de un disparo.

Antes de continuar, recordemos que la necesidad por absolver las cuestiones que se plantean con éste hecho, ha ocasionado que los investigadores científicos en materia de Balística Forense, se hayan preocupado por encontrar métodos que permitan revelar la presencia de los residuos de un disparo producido por un arma de fuego.

Esta información, hoy en día la tenemos a nuestra disposición en muchos tratados sobre Química Forense, Balística Forense, Medicina Legal y otros. Éstos nos ha llevado a tomar contacto con investigaciones básicamente enfocadas en el hallazgo de dos tipos de residuos: Unos que resultan de la “deflagración de la pólvora”, que es la carga que al sublimarse (pasar del estado sólido al gaseoso) nos provee de los Nitritos y con ocasión de la expansión gaseosa y expulsión de partículas de pólvora incombusta, nos permite encontrar los Nitratos, tenemos entonces residuos de pólvora combusta o incombusta: “En el momento del disparo, la mano del tirador recibe el impacto de granos de pólvora sin quemar, o quemados de modo incompleto, que se hunden en la piel…La comprobación de los granos de pólvora por este método que todavía se conoce por el nombre de «prueba de la parafina» o «método de Gonzales» (Gonzales, técnico del Laboratorio de Identificación Criminal de Ciudad de Méjico), es muy delicada y requiere cierta experiencia para la correcta interpretación de los resultados obtenidos”[3]. Éste tipo de investigación, hoy en día ya ha sido dejada de lado en muchos países, debido a una serie de cuestionamientos respecto de la interpretación del resultado ante la aplicación del reactivo utilizado. Hace un tiempo, la atención se ha dirigido hacia la búsqueda de otros “residuos”, que ya no provienen de la combustión de la pólvora; sino de la “detonación de la sustancia fulminante” que se encuentra alojada en la cápsula fulminante, si el sistema de percusión es de fuego central, en tanto que para otros cuyo sistema de percusión es el marginal, se encuentra adherida a la cara interna de la base del cuerpo del casquillo; y, que tiene por objeto proporcionar la “chispa” o el “fuego” que permita la combustión de la pólvora contenida en el cartucho. Tenemos entonces que con ocasión de producirse el disparo, se van  a tener como vemos, otro tipo de “residuos”, los que dependerán de la composición química de la “sustancia fulminante”. La técnica que es de mayor uso por los investigadores, tiende a la identificación de cationes metálicos como el Plomo (Pb), el Antimonio (Sb); y/o el Bario (Ba), en el entendido de que éstos elementos son proyectados desde el interior del arma que ha sido disparada; y, que han constituido parte de la “sustancia fulminante”. Este resultado, es obtenido mediante la utilización de equipos tales como el Espectrofotómetro de Absorción Atómica, que detecta partes por millón (ppm); o por el Espectrofotómetro de Plasma Inducido, que detecta partes por billón (ppb): “5) Los elementos de bario, plomo, antimonio y cobre, sirven de objetivo material para aplicar la técnica de origen físico, conocida como «espectrofotometría de absorción atómica», que entre otros usos identifica y cuantifica estos elementos mediante el registro de los resultados en un espectro utilizando las muestras obtenidas de las manos de quien se sospecha ha disparado un arma de fuego recientemente. Los resultados son muy confiables”[4].

Dada ésta explicación complementaria, tenemos que los correspondientes “residuos” del disparo, deberán de alojarse sobre aquella “superficie” que se encuentre en contacto o a una proximidad tal, que permita sea “impregnada” por aquellos.

Es justamente aquí en donde encuentro el “talón de Aquiles” de ésta técnica; y se debe a que hay ciertos hechos que “nunca son tenidos en consideración” por parte de los investigadores criminalistas; sino veamos a continuación: Como primera hipótesis he propuesto lo siguiente “La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haberse disparado el arma de fuego” ¿Por qué?, pues porque hay que verificar si la hipótesis es aceptada, es decir que efectivamente su presencia obedece al hecho de que ésta persona disparó el arma y no otra. La segunda hipótesis “La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haberse empuñado el arma luego de ser disparada (entiéndase hecho el disparo por otra persona)”; tiene por objeto, comprobar si ésta hipótesis se cumple o no, ya que si bien una persona disparó el arma, pues entonces qué ocurre si es otra la que luego también coge el arma y provoca que las trazas de los elementos se adhieran a alguna de sus manos o a ambas; ¿esto sería suficiente para errar en la apreciación de que ésta persona también disparó el arma?: “El auténtico valor de los exámenes de residuos de detonantes es el de que pueden asociar a un individuo con un arma de fuego. Es importante, sin embargo, señalar que no identifican a dicha persona como el tirador, ya que los residuos pueden depositarse en cualquier mano cercana al arma en el momento del disparo. También pueden aparecer en las manos del que haya manipulado un arma disparada o en los componentes de un cartucho ya utilizado. También es posible, aunque inverosímil, que los residuos se depositen en las manos por otros medios”[5]. La tercera hipótesis “La presencia de residuos químicos del disparo, son a consecuencia de haber estado las manos próximas al cono de dispersión”; es ésta prueba capaz de “discriminar” un hecho de otro ¿Qué ocurriría si una tercera persona además de la víctima y el victimario, tuvo una de sus manos o ambas en contacto con el cono de proyección del disparo?, ante la “desaparición” del victimario, ¿no sería acaso motivo para que se obtenga un resultado positivo para éstos elementos?; y, la cuarta hipótesis “La presencia de residuos químicos similares a los que resultan de un disparo, son a consecuencia de haber estado en un medio contaminado con éstos”; tanto así, como se criticaba la famosa “Prueba de la Parafina” o también conocida como el “Método de González”; los investigadores criminalísticos deberán de ser capaces de descartar fehacientemente la “presunta contaminación” con éstos elementos (Pb, Sb; y, Ba).

Dejaremos para más adelante los comentarios específicos.

02.          Segundo tema:

Concentración de los residuos producto del disparo, en las manos de una persona.

Avocándonos específicamente al denominado “Análisis de Absorción Atómica”, como suele conocérsele en el Perú, para cuando se buscan elementos tales como Plomo (Pb), Antimonio (Sb) y/o Bario (Ba), producto de la detonación del fulminante, tenemos lo expuesto a continuación.

Téngase en las manos un Peritaje de “Análisis de Absorción Atómica”, que tiene como resultado del examen practicado el siguiente:

Mano Derecha: Pb 0.12 ppm…….Sb 0.02 ppm…….Ba 0.1 ppm

Mano Izquierda: Pb 0.14 ppm…….Sb 0.1 ppm…….Ba 0.02 ppm

Al igual que para el anterior, también podemos plantearnos las hipótesis de trabajo necesarias que estimemos por conveniente, trabajo que le dejo al amigo lector a modo de práctica; y, para avanzar con el tema, paso a plantear las siguientes cuestiones que derivan de una serie de variables que necesariamente deben de ser absueltas a la luz del resultado obtenido; y, que en definitiva tiende a aclarar el caso y no a complicarlo más:

Primera: ¿La concentración de estos cationes, son compatibles para cuántos disparos: uno, dos, tres, etc.? Variable “Cantidad de disparos”.

Segunda: ¿La concentración de estos cationes, son compatibles para el disparo de munición de revolver, pistola, pistola ametralladora, escopeta, fusil, etc.? Variable “Tipo de arma”.

Tercera: ¿La concentración de estos cationes, es transcurrida una hora del hecho, tal vez dos, o quizá cinco? Variable “Tiempo”.

Cuarta: ¿La concentración de estos cationes, deriva de haberse disparado un cartucho cuyo sistema de percusión es de fuego central o marginal? Variable “Tipo de Munición”.

Quinta: ¿La concentración de estos cationes, es resultado de la misma sustancia fulminante que poseen los cartuchos del arma incautada? Variable “Naturaleza de la sustancia fulminante”.

Sexta: ¿La concentración de estos cationes, es compatible para munición calibre .380”? Variable “Calibre de la munición”.

Séptima: ¿La concentración de estos cationes, es compatible para munición Marca Kinoch, o Lapúa, o Remintong, etc.? Variable “Fabricación”.

Octava: ¿La concentración de estos cationes, es compatible con la concentración obtenida durante el empuñamiento del arma? Variable “Proximidad al Cono de Proyección”.

Novena: ¿La concentración de estos cationes, es compatible con la posición de las manos al momento de tomar el arma para ejecutar el disparo? Variable “Posición de las manos”.

Décima: ¿La concentración de estos cationes, es resultado del procesamiento de la muestra obtenida en un ambiente descontaminado? Variable “Calidad del procesamiento de la muestra”.

Décimo Primera: ¿La concentración de éstos cationes, es resultado único y exclusivo del hecho de haber disparado un arma de fuego con una o ambas manos o acaso estuvo el agente expuesto a un ambiente contaminado único o alterno que lo exponga a los tres elementos: Pb, Sb o Ba? Variable “Contaminación del ambiente de exposición del agente”.

En suma, el resultado nos dice únicamente que encontró Pb., Sb., y Ba; pero no nos aclara las dudas que por lógica deben de ser solucionadas al respecto.

Como es fácil verificar, ningún pronunciamiento pericial de “Análisis por Absorción Atómica”, es totalmente completo, tanto así, como cuando se nos entrega una Pericia Grafotécnica que nos dice en sus conclusiones que: “La firma examinada es falsa”; y, no nos hacen conocer cuál ha sido el método utilizado para su obtención.

¿Qué de importante tendría la absolución de éstas cuestiones?:

En cuanto a la primera variable “Cantidad de Disparos”: Si el hecho materia de investigación, ha permitido conocer que el agente o el sospechoso ha realizado más de dos disparos; entonces, según las Tablas de Rango que debe de poseer el laboratorio, debería guardar relación de coherencia o no, entre el resultado obtenido y las verificaciones hechas por los Peritos criminalísticos.

En cuanto a la segunda variable “Tipo de arma”: Si se sabe que el agente o el sospechoso ha disparado una escopeta semi automática y las verificaciones hechas en el laboratorio, determinan más bien que los resultados son compatibles para un Revolver, mucho ayudaría éste resultado.

En cuanto a la tercera variable “Tiempo”: Si el hecho materia de investigación fue cometido a dos horas de la toma de muestras en las manos del sospechoso y el resultado obtenido efectivamente es compatible con los rangos establecidos en las investigaciones al respecto para ésta data, entonces el resultado ameritaría parcialmente ser tomado en consideración. Téngase en cuenta, que en doctrina se maneja un rango al respecto entre cuatro (04) y ocho (08) horas: “Una prueba «falsa negativa» se obtendrá cuando las muestras de las manos del presunto responsable sean tomadas ocho horas después de haber sucedido los hechos”[6], aunque en ciertos casos y sin explicación alguna, se hace extensiva la toma de muestras hasta las veinticuatro (24) horas. El detalle particular al respecto estriba en que en ninguno de los casos propuestos (datas de toma de muestras) se ha hecho pública la metodología y los procedimientos seguidos en obviamente las investigaciones científicas practicadas, que avalan tales resultados, cortando paso en todo ello a la correspondiente comprobación científica.

En lo que concierne a la cuarta variable “Tipo de Munición”: Es imprescindible conocer los rangos obtenidos para la concentración de estos cationes cuando se dispara un cartucho del Sistema de fuego marginal o de fuego central.

En relación con la quinta variable “Naturaleza de la sustancia fulminante”: ¿Qué pasaría, si la munición del arma utilizada en el hecho investigado, no tiene dentro de la sustancia fulminante de la munición empleada, alguno de los metales identificados: Pb., Sb., o Ba.?: “Dice la teoría actual que hasta los años 80, los componentes químicos de los fulminantes eran más o menos semejantes, pero a partir de esos años, la fábrica Geco por ejemplo, introdujo el Sintox, que es una combinación de zinc y titanio… El fulminante contiene básicamente cuatro elementos químicos: El explosivo inicial, agentes oxidantes, aceite y sensibilizadores. Es posible que cada componente contribuya a los GSR después del disparo… De lo anterior, se ha deducido, aún a costa de críticas, en veces descomedidas, que en los estudios balísticos, completos, para que tengan plena credibilidad, es necesario conocer las marcas de la munición disparada… En la actualidad no existe ninguna uniformidad entre las fábricas de municiones. Ni siquiera por parte de una misma fábrica en una misma clase de municiones.”[7]

Con respecto a la sexta variable “Calibre de la Munición”: Pensemos por un momento si es que la cantidad de la sustancia fulminante es la misma para un cartucho .22” short, que para un cartucho 7.62 mm. Necesariamente tiene que haber diferencia.

En cuanto a la séptima variable “Fabricación”: Debe de quedarnos en claro, que las substancias fulminantes, se encuentran debidamente patentadas y su empleo por los distintos fabricantes de fulminantes en el mundo disponen de una gran gama de estos productos que en algo se diferencian, sino, consideremos lo siguiente: “La relación antimonio/bario difiere apreciablemente en municiones de distinto origen, lo cual puede permitir la identificación de pólvoras mediante la determinación de estos componentes en los residuos asentados en las manos”[8].

En cuanto a la octava variable “Proximidad al Cono de Proyección”: La concentración obtenida en el anterior resultado, es compatible de ser hallada en la mano de una persona que ha empuñado el arma materia de la investigación y hecho el correspondiente disparo, o es que acaso estuvo a cierta distancia del mencionado “cono de proyección”. Al respecto, son de particular atención los datos que se han considerado en la: “Tabla II: Restos de disparo por arma de fuego en prendas de algodón (tres disparos cada distancia), que van desde 0.00 cm. Hasta los 350.00 cm, con frecuencias de 25.00 cm. por prueba, en la que nos presentan rangos de hallazgo de trazas para Plomo (531.21 ppm a 00.00 cm., hasta 0.71 ppm a los 350.00 cm.); para Antimonio (17.28 ppm a 00.00 cm., hasta 0.00 ppm a los 350.00 cm.); y, para Bario (33.21 ppm a 00.00 cm., hasta 0.00 ppm a los 350.00 cm.)”[9], hecho que desde ya merece todo el reconocimiento por el trabajo de investigación; sin embargo, al parecer olvidaron informar los datos de las variables comprometidas, tales como: Calibre de la munición utilizada en cada disparo, Marca de la munición, longitud del cañón del arma de fuego, medio en el que se efectuaron las pruebas, verificación de los componentes de la sustancia fulminante; en fin, entre otras variables más que al amigo lector se le pueden venir a la mente, por lo que la investigación si bien llegó a un cierto resultado, pues no nos saca de mayores dudas. Y, ¿A propósito de los datos que hemos consignado en nuestro ejemplo en donde los Peritos encontraron 0.12 ppm de rastros de Plomo en la Mano Derecha?; entonces según los datos de la presente Tabla, ésta mano se encontró a una distancia mayor a los 350.00 cm., ya que según ella, se deben encontrar 0.71 ppm de Plomo a ésta distancia. ¿Entiende el amigo lector a lo que me refiero?.

Respecto de la novena variable “Posición de las manos”: ¿Acaso el resultado obtenido, corresponde por ejemplo a una persona “diestra” que ha empuñado y disparado una carabina calibre .30”, que la diferencia de la concentración resultante en una persona “zurda” que ha empuñado y disparado una pistola calibre 6.35 mm.? En el primer caso se coge el arma con ambas manos y una va más adelante que la otra, en tanto que en el segundo caso el disparo puede hacerse empuñando el arma con una sola mano y el brazo extendido, como también puede ser con el apoyo de la otra mano que no ejecuta el disparo. Así consideramos que: “Si una persona, en vez de disparar un arma, levanta su mano en un gesto de defensa, con su palma hacia el arma en el momento de la descarga, se encontrarán elevados niveles de residuo del fulminante sobre esa palma y, algunas veces, en el dorso de la mano. Este último caso sucede cuando toda la mano es envuelta en una nube de residuo de fulminante evaporado. Los niveles de metal sobre el dorso serán más bajos que los de la palma”[10].

Finalizando, en cuanto a la décima variable “Calidad del procesamiento de la muestra”: Está lo inherente a las condiciones que debe de reunir el laboratorio en donde se ha procesado la muestra, entidad que tiene que encontrarse debidamente certificada y libre de “contaminación” por Plomo, Antimonio o Bario. Al efecto citamos el texto siguiente: “También en los laboratorios es muy importante evaluar la calidad de nuestros resultados, las cuales son exigencias en el proceso de acreditación y certificación de laboratorios. Es por eso, que en un proceso analítico se siguen ciertos procedimientos que aseguran la calidad de nuestros resultados como exactitud, precisión, rango lineal, sensibilidad y límite de detección.” [11]

Y, por último, en cuanto a la décima primera variable “Contaminación del ambiente de exposición del agente”. Los datos pueden resultar de la investigación practicada por el pesquisa y el perito; sin embargo, manejando además otras variables, es imprescindible que el responsable de la “Toma de las muestras”, para “descartar” que el sujeto no haya estado expuesto a un ambiente contaminado con los tres elementos en referencia, proceda a tomar una “muestra” de una zona que no se encuentre expuesta a la acción del “Cono de proyección de los residuos del disparo”, la que muy bien podría ser la parte posterior del cuello o detrás del pabellón de las orejas. ¿Qué pensaría Ud. si da resultado positivo para Pb., Sb.; y, Ba. en éstas zonas?. Interesante ¡No!. Pues éste procedimiento, ya viene siendo utilizado por los colegas Peritos de Colombia: “El muestreo para absorción atómica en Colombia se lleva a cabo de dos maneras, así: A) Utilizando copos de algodón… El muestreo se realiza humedeciendo con ácido nítrico al 5% los copos de algodón contenidos en cada tubo, practicando frotis en los dorsos y palmas de las manos derecha e izquierda, dejando un quinto muestreo para el copo de algodón y el ácido utilizado, al cual se le ha llamado control…”[12].

C.     ANÁLISIS DE LA PROBLEMÁTICA PLANTEADA

De modo particular, al menos, luego de examinar algunos tratados que tocan justamente éste aspecto relacionado con la identificación de los residuos del fulminante, luego del disparo de un arma de fuego, he podido comprobar que con gran fanatismo se avocan a aceptar un resultado “Positivo” de que una persona haya disparado un arma de fuego, cuando se le encuentran los denominados cationes metálicos en cuestión Pb, Sb, y, Ba. Sin embargo, de la lectura de éstas obras, también conocemos que no todos los países incluyen en la detección de éstos cationes al Plomo, quedándose únicamente con la búsqueda del Antimonio y el Bario ¿Será acaso porque en esos lugares son conscientes de que no todas las sustancias fulminantes contienen el elemento Plomo, como parte de su composición química?. En todo caso debemos necesariamente tomar en cuenta lo siguiente, hecho que de una u otra forma viene siendo ratificado por los tratadistas: “Espectrometría de Absorción Atómica. Es una técnica de análisis elemental cualitativo y cuantitativo de los elementos metálicos procedentes del cebo. Esta técnica presenta ciertos límites, porque puede convalidar contaminantes que pueden tener un origen profesional, sin que el sospechoso haya utilizado un arma”[13]

Asimismo, por lo tratado en el literal precedente, vemos que los temas propuestos en las dos situaciones problemáticas: Hallazgo de los residuos y variables influyentes, nos presentan una serie de hechos que no han sido actualizados por los investigadores científicos criminalísticos; y, que son de urgente atención; sino veamos lo que nos proporciona la siguiente lectura: “Mediante una técnica de espectrometría de absorción atómica se analiza la presencia de antimonio, bario y plomo en el material remitido, por ser éstos elementos componentes habituales de las diversas mezclas empleadas en la fabricación de iniciadores (detonantes). De estar presentes los mismos en el explosivo en cuestión, podrán ser hallados como restos de deflagración en la/s mano/s de quien ejecutó un disparo con un arma de fuego. Por otra parte, para considerar positivo el hallazgo de uno de estos metales, el valor encontrado de este elemento debe superar aquel considerado de corte, es decir, un parámetro establecido por diversos autores realizando la misma técnica con personas que no han disparado un arma y que indicarían contaminaciones de diversos orígenes.”[14]

Teniendo lo que nos proporciona la doctrina vigente, no veo la razón para que tanto Jueces, como Fiscales, Abogados y Policías, le otorguen tal credibilidad a éste tipo de resultados, cuando adolecen de una serie de vulnerabilidades que como afirmo, la propia doctrina tiene evidenciada.

Es cierto que la técnica ha provisto de una herramienta tal que puede ayudar algo más en cuanto a la determinación de éstos resultados; y, es la Microscopía Electrónica de Barrido, la que permite verificar visualmente, que la “forma” que tiene un rastro de Plomo, Antimonio o Bario, resultante de un “disparo de arma de fuego”, es totalmente diferente a la de éstos mismos elementos cuando son provenientes de otras muestras no compatibles con un “disparo de arma de fuego”; sin embargo, muchas de las variables analizadas anteriormente, siguen vigentes para su comprobación (Data, Calibre, Fabricación, etc.). Sino, veamos el siguiente ejemplo: una persona se cruza dando círculos en medio de una balacera que sostienen policías contra asaltantes de bancos, en donde por un lado los policías hacen uso de armas calibre 9 mm. Parabellum; y, por otra los delincuentes igual. El occiso tiene orificio de entrada y salida en el cuello; y, el disparo es de larga distancia. ¿Quién victimo al ciudadano imprudente?, ¿Los policías o los delincuentes?, ambos disparaban, por lo tanto a todos les dará el resultado positivo para el AAA; e igualmente para el AMBE; ¿Entonces de qué duda nos sacan los Peritos?, pues de ninguna, todos hicieron disparos de arma de fuego; pero hubo uno solo que apuntó al cuello de la persona victimada, con intención de matarla.

Lo preocupante es que se ha dejado de lado la investigación científica en materia de Balística Forense; y, mucho afecta en la solución de los Procesos en materia Penal, en los que se tienen casos en los que se han utilizado armas de fuego. Está presente el facilismo para la solución del caso por parte de policías y fiscales, cuando no de jueces, con un mero resultado de AAA; y, como siempre el Abogado Defensor, queda aún más desvalido cuando su teoría no guarda relación de correspondencia con el contenido de la doctrina criminalística.

¡Ah!; y, antes de que me olvide al respecto,  no por complicar más el asunto, sino porque esto es más que evidente: ¿Y, qué del “técnico” y la “técnica” al momento de obtenerse las “muestras” para el AAA? Vemos casos en los que no es persona debidamente entrenada para la toma de éstas muestras; y, cuando no, prácticamente toman el hisopo embebido en líquido acidulado al 5% ó 10%, según se trate de una solución de Ácido Nítrico o Ácido Clorhídrico; y, proceden a “barrerle la mano” al sospechoso; y, en casos extremos, un solo hisopo para la mano derecha (dicen que para el anverso y reverso); y, otro igual para la mano izquierda… ¡Qué calidad de trabajo!. Preguntaría al Perito ¿Y, Sr. Perito, en qué parte de la mano derecha encontró Ud. esas 0.12 ppm. de Plomo?, ¿En el anverso o en el reverso?, ¿En la falange distal o proximal?, ¿En el pliegue de flexión del dedo auricular o en el espacio que hay entre el dedo índice y el medio?… Cree Ud. que dicho perito va a poder responderle, claro que ¡No!. Miren nomás que en el famoso “guantelete” del “Método Gonzales”, hace ya muchos años, sabíamos en qué lugar exacto de la mano encontrábamos los “puntos” de nitratos “Quienes hemos utilizado ésta prueba hace más de treinta años, sabemos de qué estamos hablando”; de lo contrario amigo Perito lector, dele una repasada a sus notas de clase.

Por ello a la luz de un razonamiento valido, soy de opinión que la Prueba de AAA en las condiciones técnico doctrinarias bajo las que actualmente se viene efectuando, es al igual que la antigua “Prueba de la Parafina”, en su momento considerada (“La prueba dérmica. Esta es otra de las pruebas que deben aplicarse únicamente por expertos, y con mucha prudencia para no cometer errores que más tarde podrían causar males irreparables, pues ella en ningún caso, ni negativo ni positivo, debe tomarse como prueba concluyente para declarar al sospechoso como autor del delito”)[15], como una prueba de “orientación”, en tanto no se complemente con otros datos válidos que afiancen su “certeza”: “Los análisis por activación neutrónica o la espectrofotometría de absorción atómica para determinar cantidades de bario y antimonio en muestras, no constituyen una identificación de residuos inequívoca…, Es inverosímil, pero probable, que haya contaminación ambiental independiente de ambos elementos en una o más de las muestras recogidas de cada persona examinada.”[16]

D.     CONCLUSIONES

Primera: No es factible conceder calidad de “Certeza” a un resultado de Espectrometría de Absorción Atómica, con resultado “Positivo” o “Negativo” para la detección del Plomo (Pb), Antimonio (Sb); y, Bario (Ba), si es que no existen las “Comprobaciones Técnicas” exigibles hoy en día para la interpretación de ese resultado, derivadas de la absolución de las cuestiones planteadas por las “Variables” propuestas.

Segunda: Es imprescindible que la “Técnica” de obtención de muestras por parte de los Peritos Balísticos o de quienes tengan bajo su responsabilidad ésta actividad, logre “cerrar” las “vías de escape” para su credibilidad, agregando a la toma de muestras, otra muestra más de una “Zona de Descarte”, como se viene practicando en otros lugares, como parte corroborante de su resultado.

Tercera: La Balística Forense, hoy más que ayer, debe profundizar su investigación científica en busca de nuevos conocimientos que despejen las dudas que el presente nos plantea en los casos de esclarecimiento ante la realización de disparos con armas de fuego.

La motivación fundamental tras la escritura del presente artículo, tiende a llamar la atención de los operadores de justicia que hacen uso de éste tipo de pruebas sin tener en cuenta las implicancias, como también a los Peritos Criminalísticos, responsables de hacer investigación científica que busque aportar un mayor conocimiento.

[1] SNYDER, Le Moyne: “INVESTIGACION DE HOMICIDIOS”, Editorial LIMUSA WILEY S. A., 1a Edición, México D. F.- México, 1969, p. 153.

[2] PLATT, Richard; “En la Escena del Crimen-La guía definitiva de la ciencia forense”, Pearson Educación S. A., Madrid-España, 2003, p. 101.

[3] GAYET, Jean; “Manual de la Policía Científica”, Editorial Zeus, Barcelona-España, 1965, pp. 143-145.

[4] MONTIEL SOSA, Juventino: “CRIMINALISTICA”, Editorial LIMUSA, Tomo I, 12ª Edición, México D. F.-México, 2002, p. 207.

[5] GUZMAN, Carlos: “ MANUAL DE CRIMINALISTICA”, Ediciones LA ROCA, 1ª edición, Buenos Aires-Argentina, 2000, p. 487.

[6] MORENO GONZÁLES, L. Rafael: “MANUAL DE INTRODUCCIÓN A LA CRIMINALÍSTICA”, Editorial Porrúa S. A., México, 1990, p. 233.

[7] HINCAPIÉ ZULUAGA, José Guillermo: “BALÍSTICA AVANZADA”, Primera Edición, Ediciones Librería del Profesional, Bogotá-Colombia, 2000, p. 170-172.

[8] ZAJACZKOWSKI, Raúl Enrique: “MANUAL DE CRIMINALÍSTICA”, Ediciones Ciudad Argentina, Bs. Aires-Argentina, 1998, p. 260.

[9] POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ: “MANUAL DE CRIMINALÍSTICA”, Servicios Gráficos JMD, Lima-Perú, 2006, p. 232.

[10] MAIO, Vincent J. M. Di.: “HERIDAS POR ARMA DE FUEGO”, Ediciones La Roca, Bs. Aires-Argentina, 1999, p. 432.

[11] http://fc.uni.edu.pe/portal/index.php?option=com_content&view=article&bid=101 Universidad Nacional de Ingeniería-Facultad de Ciencias, Curso Teórico-Práctico, Análisis por Absorción Atómica (del 9 al 11 Marzo del 2010), vista el 30MAR10, a hs. 10.43

[12] LÓPEZ CALVO, Pedro; y, Pedro GÓMEZ SILVA: “INVESTIGACIÓN CRIMINAL Y CRIMINALÍSTICA”, Editorial Temis S. A., Bogotá-Colombia, 2000, p. 212.

[13] BUQUET, Alain: “MANUAL DE CRIMINALÍSTICA MODERNA”, Siglo Veintiuno Editores, México, 2006, pp. 39-40.

[14] LOCLES, Roberto Jorge.: “TRATADO DE BALÍSTICA”, Tomo 2, Ediciones La Roca, Bs. Aires-Argentina, 2005, p. 51.

[15] VELEZ ANGEL, Angel: “CRIMINALÍSTICA GENERAL”, 2ª edición, Editorial TEMIS librería, Bogota-Colombia, 1983, p. 296.

[16] GUZMAN, Carlos: “ MANUAL DE CRIMINALISTICA”, Ediciones LA ROCA, 1ª edición, Buenos Aires-Argentina, 2000, p. 488. El resalte en “negrita” es nuestro.

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